sábado, 4 de septiembre de 2010

Ensayo del Documento de Aparecida








Luis Carlos González Buitrago









Pbro.: Luis Fernando López

Propedéutico

Plan de lectura







Seminario Diocesano Nuestra Señora

S.D.N.S



Marinilla- Antioquia

2010
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“Yo he venido para que las ovejas tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10)

Del 13 al 31 de mayo del 2007; V conferencia General del Episcopado de Latinoamérica y el Caribe, celebrado junto a Nuestra Señora Aparecida, patrona de Brasil. Senda abierta por el Concilio Vaticano II y en continuidad creativa con las anteriores conferencias de Rio de Janeiro, 1955; Medellín, 1968; Puebla, 1979; y Santo Domingo, 1992.

En la que se reflexionó sobre el tema Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en el tengan vida. “yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14,6), inaugurada con la presencia y la palabra del santo padre Benedicto XVI.

V conferencia que se propuso a “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios, recordando también a los fieles de este continente, que en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo”.

A través de este ensayo, pretendo ir desarrollando lo que fue el acontecimiento celebrado en la V conferencia General de episcopado…, desde un punto de vista subjetivo, pero a la vez con algunos apartes del documento conclusivo de aparecida, por lo dicho anteriormente, iniciare con el discurso inaugural de su santidad Benedicto XVI, para después pasar a tres grandes partes, “ver, juzgar y actuar”. Así se mira con ojos iluminados por la fe y un corazón lleno de amor; la vida de nuestros pueblos hoy, se proclama con alegría el evangelio de Jesucristo para iluminar la meta; la vida de Jesucristo en los discípulos misioneros y se busca mediante un discernimiento comunitario líneas de una acción realmente misionera; la vida de Jesucristo para nuestros pueblos” . Por último unas conclusiones.

Considero importante aproximarme a dicho tema, porque es de gran valor he importancia para la humanidad entera, ya que son oportunas indicaciones pastorales motivadas con ricas reflexiones a la luz de la fe y del contexto social actual, por lo tanto estamos llamados a tomarla como luz y alimento para una fecunda labor pastoral y evangelizadora en los años verederos.



Para el Papa Benedicto XVI, en su discurso inaugural hay que señalarle como primero, la alegría que sintió de estar frente al inicio de tal acontecimiento, frente a un evento que congrega a todos los hermanos en el episcopado de Latinoamérica y del Caribe, un sentimiento que le despierta en su corazón el más grande deseo de emprender la “misión continental”, de transformar el mundo entero cambiando los corazones desde lo más profundo, posible, gracias a sus inspiradas reflexiones, a sus hermosos mensajes y consejos, todo esto y mucho mas por la luz del espíritu santo, que solo desciende sobre las personas que verdaderamente están en una intima relación con el padre Dios .

El papa en sus primeras palabras expresa acción de gracias y alabanza a Dios, por la gran riqueza que lleva nuestro continente , es hermoso ver y deleitarnos con tanta diversidad en todos los campos, el arte, la música, la literatura, la religiosidad, por lo cual nos hace también un continente con una rica cultura cristiana, lástima que todo esto hoy lleva a nuestra fe a asumir desafíos, pues no se ha sabido mantener en esa gran unidad de amor con Dios, no hemos sabido vivir de acuerdo a nuestro rol de cristianos, no somos coherentes con lo que profesamos, no hemos tomado enserio el gran llamado que se nos hace a ser discípulos y misioneros de Cristo. ¿Qué está pasando? ¿Dónde quedo nuestra gran riqueza?

Ha llegado la hora de que retomemos el camino dejado, no podemos perder más tiempo, buscando solución con nuestras propias fuerzas, dejemos que sea la luz, la fuerza y la brújula del Espíritu Santo, la que nos lleve de nuevo a los brazos de nuestro padre, Y la que nos lleve a seguir a Cristo, a imitar su testimonio. Cristo necesita de Ti y de Mí, vamos a despreciar el llamado que nos hace, no claro que no, con la alegría del Cristo resucitado, aceptamos gozosos esa propuesta que nos hace de ir junto a Él, contribuyendo desde nuestra pequeñez al gran proyecto de salvación, a través de algo muy grande y hermoso ser “discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en el tengan vida”. (Jn 14,6)

Pues se hace urgente la presencia de discípulos y misioneros auténticos que estén enraizados en Cristo, siguiéndolo, viviendo en intimidad con Él, imitando su ejemplo y dando testimonio, en última sintiéndonos atraídos, arrasados hacia Él, como en la atracción de una imán, por toda su grandeza, por la sabiduría de sus palabras, que brotan de la profunda filiación con el padre, por la bondad de su trato, por el poder de sus milagros y por tantísimas otras razones, que nos lleva a acoger el don de la fe.

Solo a esta clase de discípulos, que aceptan un estilo de vida ligeramente difícil marcado por el sacrificio, y la entrega de sí mismo, pero que a la vez esta al pie del maestro en una “actitud de escucha” y de fidelidad a la verdad que comunica, podrá Cristo dar el mandato de la misión “id por todo el mundo y proclamad la buena nueva a todo la creación” , llevando a que todo el que crea se salve, y en Él tengan vida, una verdadera vida en abundancia, donde no se volverá a tener hambre o sed, pues él es el pan vivo bajado del cielo, una verdadera vida que brota de ese gran deseo de amar sin medida, de entregar, donar mi vida para que los demás tengan vida. “Jesucristo medicina para la humanidad” “enamórate de Cristo y adelante”.

Pero para la realización exitosa de esta gran misión, “la renovación de la iglesia” también está invitada a que acojan este llamado, lo transformen y lo transmitan.

Las familias: Verdadero tesoro de la humanidad “escuela muy antigua y muy necesaria la principal para la formación del hombre, en ella se ha de aprender a amar, a no vivir para sí, a sacrificarse gustoso por los otros para servirles”. Y muchas otras actitudes que nos forjan como verdaderos hombres o mujeres.

Los sacerdotes: Primeros agentes, que deben provocar en todo cristiano el deseo de transformar su vida, de asumir una conversión, un cambio radical, esto es posible si el sacerdote tiene como centro y horizonte de su vida a Dios, dejando que sea Él quien cada día le de la misión a seguir.

Religiosos (as), consagrados y laicos: Bautizados, con la conciencia de que hemos sido configurados con Cristo Sacerdote, Profeta y Rey, por tanto llamados a que con el testimonio de vida marcado por el sacrificio, la pobreza, la humildad, la entrega de si, demos ejemplo a un mundo que busca ante todo el bienestar, la riqueza y el placer como objetivo de vida.

Estemos seguros que no estamos solos para enfrentar este gran desafío, pues contamos con la amistad de Cristo, la misericordia de Dios, la fuerza renovadora del espíritu Santo y otras herramientas que nos ofrece la iglesia, como el pan de la palabra y el pan de la eucaristía, que es el encuentro personal con Cristo y junto con la escucha atenta de la palabra divina, hace que nuestros corazones ardan de alegría y regocijo por poder descubrir el rostro del resucitado en los hombres y mujeres de nuestros pueblos, y así cuando hacemos de la eucaristía el alimento indispensable y centro de nuestra vida esta nos despierta el fuerte deseo de anunciar la buena nueva y testimoniarlo en nuestra sociedad, para que sea más justa y humana. ¡Solo de la eucaristía brotara la civilización del amor, que transformara Latinoamérica y el Caribe para que, además de ser el continente de la esperanza, sea también el continente del amor!

Agradezcamos a Dios que nos hace instrumentos de su reino de Amor, y que en Jesucristo nos ha bendecido de muchas maneras haciendo de Él, el camino la verdad y la vida, por quien llegamos a conocerle. Puesto que, “si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni verdad” .

Teniendo estas bases, convicciones y cualidades y siguiendo los pasos de Jesús, que siendo el señor se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz (Cf. Fil 2,8); y siendo rico eligió ser pobre por nosotros (cf. 2Co 8,9); Contribuyamos en la solución de los diferentes problemas, hoy en un mundo que está marcado por una realidad triste y desconsoladora; donde la globalización es un fenómeno complejo, que posee diversas dimensiones (económicas, políticas, culturales, comunicaciones, etc.). En las cuales está acabando con el valor de la ética, convirtiendo el lucro en un valor supremo. Vemos entonces como la variedad y riqueza de las culturas latinoamericanas corren el gran peligro de transformarse en una síntesis, que envolviendo la diversidad de sentidos sea capaz de proyectarla en un final histórico común, un profundo cambio cultural que hace desaparecer la integralidad del ser humano, con la naturaleza y con Dios, provocando y sucintado en nosotros la indiferencia por mi semejante, por el bien común. Transformándonos en maquinas que solo buscamos la realización inmediata de nuestros deseos individuales, sin preocupación por criterios éticos, donde solo se pretende alcanzar la felicidad con bienestar económico y satisfacción hedonista; 100% placer por placer. Destruyendo totalmente en el corazón del hombre el deseo de construir procesos de nuevas culturas, pues están nacen es del intercambio personal y colectivo, del amor y la entrega por los demás, igualmente triste, porque tenemos que ver como nuestros próximas generaciones se verán afectada por esta cultura, y ver también como existe en nuestra región diversas culturas; indígenas, afroamericanos, mestizos, campesinos, urbanos, y suburbanos que por sus estilos de vida que van en condiciones desiguales con la llamada cultura globalizada, están siendo llevados al abismo, a la indiferencia y ala indiscriminación, haciendo que dejen su pasado y cultura y se adapte a lo que hoy por hoy pisa firme y es un estilo de vida alejado de la modestia, sencillez, de la moral, el bien común y del Amor de Dios.

Es posible que la globalización también tenga aspectos positivos, pues favorece la posibilidad de tener más fácil acceso a nuevas tecnologías, mercados y finanzas, pero cuando esta no se rige por la ética, la moral poniendo todo al servicio del ser humano, creatura creada a imagen y semejanza de Dios, crea grandes desafíos y dificultades, llevando a que el poder, las riquezas y muchas otras cosas se concentren en manos de unos pocos, es lastimoso pero cierto ver como todo ese poderío se hace cada vez más palpable y más desarrollado, pues no es solo en recursos físicos y monetarios, sino que transciende más de lo esperado, pues con los altos grados de información y conocimientos que van adquiriendo algunas personas, muy pocas, van excluyendo a los menos capacitados, creando así mucha más desigualdad, “Donde crece constantemente la distancia entre pobres y ricos, creando una inquietante degradación de la dignidad”

Afrontamos igualmente una situación muy difícil, para nuestra Iglesia que asume desafíos, donde uno muy grande es ver como el crecimiento de vocaciones para la Iglesia son muy pocas, pero el crecimiento poblacional es mucho, y es ahí donde se ve con tristeza como tantísimas personas no alcanzan a escuchar la buena nueva de a Dios, no alcanzan a tener un adecuado acompañamiento espiritual, pero aún más triste es ver, como por falta de espíritu misionero en estas pocas vocaciones, se va debilitando la vida cristiana, muchos le pierden el sentido a la vida y al práctica religiosa, y muchos se cambian de religión.

Vemos entonces como “esta escala mundial del fenómeno humano trae consecuencias en todos los ámbitos de la vida social, impactando la cultura, la economía, la política, las ciencias, la educación, las artes y también naturalmente, la religión”. Todo esto es una consecuencia de que como comunidad y sociedad estamos ausentes de Dios, Él no es nuestro centro y horizonte, dejamos que nuestro yo egoísta tome fuerzas sobre nuestros propios intereses. Ahí están los resultados. “Diagnosticar los males de la sociedad es de muchos. Remediarlos es de valientes. Quizá muchos a tu alrededor piensan que el cristianismo no es la solución. En cambio tu fe vivida –subrayo “vivida” – es una fuente de energía. Es la auténtica solución”.

Sin embargo esto no nos debe desanimar, en el deseo de alcanzar un continente de amor y esperanza.

Pues todos por el bautismo y con la alegría de la fe, somos misioneros para proclamar el evangelio de Jesucristo y en Él, la buena nueva de la dignidad humana; bendiciendo a nuestro Padre que nos ha hecho a su imagen y semejanza, y que desde su infinito Amor no solo nos da esto, sino también la libertad, por lo que en nosotros debe despertar el mayor deseo de protegerla y cultivarla. La buena nueva de la vida; un maravilloso don que Dios nos da para que la sepamos valorar y no la desperdiciemos con acciones y actitudes paganas, pues es su infinito amor, lo que nos pide es que la pongamos al servicio de los demás, sacrificando así nuestros propios caprichos, pues muy bien sabemos que hay más alegría en dar que en recibir, y Cristo hoy nos propone entregar la vida para ganarla, porque “Quien aprecie su vida terrena la perderá” (Jn 12,25) esto lo vemos evidentemente claro, pues cuando en nuestro corazón solo está el deseo de servir y hacer el bien a los demás, en nuestro caminar todo va saliendo bien, se siente una gran alegría y felicidad interior, ya que todo lo hacemos por amor a Cristo, quien primero se entregó por nosotros en la cruz. “Ante la desesperanza de un mundo sin Dios, que solo ve en la muerte el término definitivo de la existencia, Jesús nos ofrece la resurrección y la vida eterna en la que Dios será todo en todos”

Para este evangelizar en Cristo, hay unos pasos; 1, iniciar con un encuentro en intimida con Jesucristo, donde debemos reconocer su presencia entre nosotros, encuentro que lo podemos realizar, principalmente por el Kerigma; anuncio gozoso y alegre de la buena nueva en Cristo resucitado, al igual que por la piedad popular, fiestas patronales, novenas, rosarios, viacrucis, peregrinaciones, desde la imagen de hermosa que nos muestra la Virgen María, pues ella como primera discípula y misionera que continua la gran obra y misión de Cristo, es el ejemplo más vivo a seguir por su silencio, humildad, escucha y obediencia, también en los Apóstoles y los Santos, personas llenas del Espíritu Santo, que con su testimonio nos alienta a seguir el camino de Cristo, estrecho y difícil de transitar, pero a la vez un camino lleno d alegría, al saber que vamos tras los pasos del maestro. Esa herencia que nos han dejado, ha tomado fuerza en nuestros corazones para seguir continuándola. 2, la conversión, respuesta que le damos a Cristo, no de una forma superficial, sino desde lo más profundo, y es el cambio de vida, transformación de mi existencia, asumir nuevos rectos. 3, discipulado, donde cada vez nos afianzamos más en esa amistad con Cristo, llegando a conocerle mucho más, no significa que se acaba la catequesis con Cristo, pues de esta depende perseverar en la vida cristiana y de encontrar novedad cada día en el misterio de Cristo. 4, la comunión, otro gran paso dentro de nuestra formación, es aceptar vivir en comunidad para que el encuentro con los hermanos y brote de la vida fraterna y solidaria. 5, la misión, es esa necesidad que sentimos de anunciar y compartir con los demás, la alegría de tener entre nosotros a Cristo resucitado.
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Descubrimos así, una ley profunda de la realidad; la vida solo se desarrolla plenamente en la comunión amorosa y justa, pues quien no ama permanece muerto ya que la vida se acrecienta es dándola, es así como asumimos el compromiso de la gran misión continental, abiertos y dispuestos a todas las culturas y todas las verdades, transmitiendo así a Cristo hasta los confines de la tierra. Teniendo una prioridades y tareas principales, como es la de velar por los pobres y excluidos, que hoy no viven en la dignidad de ser hijos de Dios, pues la miseria humana no alcanza a contemplar en los pobres el rostro doliente de Cristo, no sabemos valorar las grandes bendiciones que el señor nos ha dado poniéndolo al servicio del más necesitado, no se ha penetrado en nuestro corazón el gran valor de la solidaridad. Los migrantes, miles de personas que son desplazadas y refugiadas por diferentes causas, hoy necesitan de nosotros, laicos comprometidos para que los acompañemos pastoralmente, estimulándolos así a que también sean discípulos y misioneros en las tierras y comunidades que los acojan. Los enfermos “la gloria de Dios es el hombre viviente” Cristo nos envía a curar a estos enfermos, que aparte de enfermedades físicas muchos tienen es una enfermedad espiritual, no han experimentado la presencia del señor. Adictos dependientes una mancha que no tiene fronteras, no tiene límites, no sabe diferenciar; consumo y tráfico de drogas, gran problema ante el cual no nos podemos quedarnos quietos. Tenemos que prevenir, con una buena educación en valores, acompañar y apoyar a estas personas que no tiene un ideal claro. EL matrimonio y la familia: gran tesoro que se ha venido afectando y acabando con su dignidad, pues ya no se ve la necesidad de formarla, se acepta el aborto y muchas otras acciones inmorales que va degradando el nombre de lo que es y significa hogar, familia. Los niños: signo de la presencia de Dios en nuestro mundo, y a los que hoy vemos con dolor, ya que muchos viven en situación de pobreza, maltrato familiar, abuso sexual, niños explotados laboralmente.

Así como también debemos poner nuestra mirada en los jóvenes y adolecentes que hoy están iniciando nuevas etapas, para que estos no caigan en manos de falsos lideres, o malas costumbres o vicios, mirada profunda a nuestros ancianos a la que debemos darles apoyo y defensa pues ellos con sus experiencias y sabiduría nos han trasmitido grandes enseñanzas, a las que hoy quizás no sabemos valorar, tratándolos como estorbo, un problema para la familia, esto tiene que acabar. También nuestra mirada debe pasarse por la dignidad y participación de la mujer, pues al igual que el hombre fue creada a imagen y semejanza de Dios, entonces porque tanta discriminación a la mujer, para trabajar, participar y hacer uso de su opinión, que este pasando acaso la figura de María, discípula no es fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer; claro que sí es fundamental, además de reconocerle el gran valor maternal, como una misión excelente.

Es así, siendo discípulos y misioneros sin fronteras, que podemos iluminar y guiar con la luz de la palabra de Dios todos los ámbitos de la vida social, gracias a que existe también, la pastoral de comunicación, medio por el cual se puede dar el primer anuncio, la catequesis o la profundización de la fe, yendo a los lugares más alejados donde quizás no se puede hacer presencia personal, no es que las comunicaciones remplacen las relaciones personales, si no que las hace más ricas y fructuosas, pero toda esta comunicación se debe saber utilizar de la mejor forma, sin que de paso a otros problemas.

También está la pastoral urbana, una gran oportunidad para que demos a conocer la buena nueva evangelizando, pues es en la ciudad donde más culturas hay, donde conviven diferentes extractos sociales y muchas otras cosas más, por lo que es un punto clave para iniciar la misión, pero algo está pasando y es que nos llenamos de actitudes miedosas, acogiendo la tendencia a encerrarnos en lo que era tradicionalmente antiguo, con una actitud de defensa ante una nueva cultura. Pero a la vez combatiendo aparece un motor grande y es que podemos ver que Dios también existe en la ciudad por tanto, nos impulsa a buscar soluciones para que todas estas personas también contemplen el rostro de Dios, puesto que ellos viven en un ambiente muy peligroso donde fácilmente se pude caer en la tentación de prescindir de la presencia de Dios, y que mejor que impulsando proyectos y programas donde la participación sea masiva, en temas agradables y de gran importancia como es; “Ser discípulos y misioneros de Cristo”

Además tenemos algo hermoso que son los caminos de reconciliación y solidaridad, qué bien se siente saber que a pesar de que cometemos errores o pecados tenemos la posibilidad de volver a esa vida que era antes, unos caminos que significan, sumar en vez de dividir, sanar heridas que han dejado graves secuelas en nuestra vida, esto con el fin de vivir con unidad con todos nuestros semejantes y con la santísima trinidad, todo esto una autentica reconciliación alcanzada por la sangre que vertió Cristo, sobre cada uno de nosotros pecadores, dándonos la fuerza para ser puentes anunciadores de verdad y medicina para las heridas.

“No hay nuevas estructuras si no hay hombres nuevos, y mujeres nuevas que movilicen y hagan converger en los pueblos ideales y poderosas energías morales y religiosas” .

Llegando al final y, a modo de conclusión, puedo ver con claridad y decir que, Cristo en el llamado que nos hace, el cual ha estado ahí desde el bautismo, de ser discípulos y misioneros, nos pide que lo dejemos todo y si se dice todo es Todo, no son cosas a medias, no es como que si y como que no, como que quiero seguir a Cristo pero también siento la necesidad de lo que me ofrece el mundo, estando en un intermedio ni con Cristo ni con el Diablo, Cristo nos pide todo, que nos entreguemos a el por completo sin reservarnos nada, que nos vaciemos de ese yo egoísta, idólatra y caprichoso, que solo busca el bienestar propio, para que nos revistamos de un yo configurado con Cristo, que desde el sacrificio y la entrega de si este dispuesto a morir, para que los demás tengan vida.

Además de entregarlo todo. Cristo nos pide que tomemos la cruz, y la carguemos con alegría y esperanza de saber que lo hacemos por amor a Cristo resucitado, que quiere la salvación del mundo, consciente de que se podrá poner una cruz pesada y difícil de llevar, por el ambiente en la que lo vamos a cargar, pues será un clima moderno, un contexto donde la experiencia de Cristo es fría y desconsoladora, en un ambiente donde solo importa el yo y en la que se ve con desprecio e indiferencia ha aquel que quiera vivir un estilo de vida distinto. Pero a la vez esta cruz se hace llevadera para nosotros porque estamos en intimidad con el padre, en constante oración con el hijo y en el deseo mal vigoroso de dejarnos iluminar por el espíritu santo.

Luego nos pide que lo sigamos ¿Cómo? De acuerdo al corazón de Cristo, esto quiere decir haciendo siempre la voluntad del padre, Jesús les dijo “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” , es siguiéndolo con la única convicción de imitar su vida, de ser un Cristo viviente aquí en la tierra y así poder decir “vivo yo pero ya no yo, es Cristo quien vive en mi” . Y es en este seguimiento que es señor nos da la misión “id, pues, y haced discípulos a todas las gentes” llegando a los corazones de todo el mundo y en especial a los más vulnerables; los pobres, excluidos, mendigos, migrantes, enfermos, adictos dependientes, niños, ancianos y a todas aquellas personas que por una u otra razón, no se le respeta la
Ver imagen en tamaño completodignidad humana, logrando así, que todo los pueblos en Él tengan Vida.

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